jueves, 28 de mayo de 2009

LA IDEA



Zaragoza, se ha convertido en los últimos años en una gran ciudad, moderna y acogedora, que ha cambiado su aspecto y su personalidad. Ha pasado de ser una "ciudad de provincias" a transformarse en un vasto espacio lleno de viviendas y sitios comunes donde miles de personas viven, trabajan y disfrutan de su tiempo de ocio. En definitiva, un lugar cada día más grande en el que hay que hacer compatible la vida diaria de sus gentes con la ampliación de la superficie urbana y de todos los elementos que la vertebran.



La vertebración del espacio es el elemento clave que convierte a un grupo de personas que viven en un mismo sitio en una ciudad. Una ciudad que debe poseer todas las infraestructuras necesarias para dar cobertura a las necesidades de sus habitantes y que debe ser capaz de imprimir en todos sus rincones un espíritu de convivencia y sentimiento común de pertenencia a un único lugar. Porque esto es lo que convierte a cualquier ciudad en el escenario de la vida de sus habitantes, es decir, en un lugar "vivible". Y precisamente esta es la labor de los servicios públicos, ser las vísceras y al mismo tiempo el alma de su territorio, permitiendo el funcionamiento normal del cuerpo y el desarrollo íntimo y personal de otros ámbitos más elevados.



La Administración es la encargada de satisfacer estas necesidades y de ofrecer unos servicios públicos de calidad y suficientemente extensos como para llegar a toda la población. Y por ello tiene la medida justa, ya que está hecha por personas y está hecha para las personas. En un tiempo marcado por el recorte de lo público lanzamos una reflexión sobre su importancia para la ciudadanía.



¿Por qué funciona una ciudad? Concretando más, ¿por qué funciona Zaragoza?. Porque toda una serie de gentes, desde su trabajo en la Administración Pública (a veces local, a veces de un ámbito más extenso), hacen posible el día a día cotidiano. Reparten el correo, coordinan el tráfico, suministran agua potable, organizan actividades lúdicas, atienden a nuestros mayores, mantienen el orden, recogen la basura… y cumplimentan diariamente el ciclo de la vida y la muerte, atendiendo nacimientos y enterrando a quienes fallecen.



Porque conocemos y creemos en los Servicios Públicos como un derecho ciudadano irrenunciable, y porque pensamos que a pesar de ser de todos, son grandes desconocidos, surgió la idea de darlos a conocer. Y hemos convertido esta cuestión en un proyecto personal de producción independiente y que cuenta con la colaboración de la Federación de Servicios Públicos de UGT Aragón, la Fundación Joaquín Roncal de la CAI y toda una serie de trabajadores anónimos de distintas administraciones, sin los cuales no hubiera sido posible.

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